“Tengo miedo al cambio”, o por qué debes ser valiente para conseguir lo que te propongas

El cambio da miedo. Da mucho pavor, sí, y muy pocos son los que se atreven a intentarlo. Pero piensa ahora en esto: puede que ese miedo no haya estado ahí siempre, puede que te lo hayan impuesto para tenerte controlado. ¿A qué me refiero con esto? Te lo explico.

En las sociedades actuales (al menos en la mayoría o las más conocidas) se ha enseñado siempre que debemos estudiar para encontrar un buen trabajo, que a su vez sirva para mantener una familia y pueda cubrir las necesidades básicas, así como consumir y gastar en objetos que pueden ser totalmente prescindibles.

Miedo al cambio

Esta gran influencia de la sociedad tiene el objetivo de que no cuestiones nunca lo que te han dicho que tienes que hacer. Nos prometen seguridad y estabilidad, y lo peor de todo es que no podrás ser tú mismo porque estarás haciendo lo que los demás hacen, y así constantemente.

Déjame recordarte que nosotros nacemos libres, y que debería ser así siempre. Seguir este modelo de vida te convierte en esclavo de ti mismo, pues acabas perdiendo tu verdadera consciencia, el control de tu cuerpo y lo más importante, tu esencia.

El problema de seguir lo que otros hacen

Te mantienes recto en tu postura. No pretendes destacar, no es lo que quieres y tampoco lo ves necesario. Sigues el camino que todos siguen, sin preguntar ni saber a dónde te conducirá. Todo ello supone que rechaces nuevos pensamientos, nuevas oportunidades, nuevas ideas, nuevas formas de afrontar los problemas…

¿No te gusta el cambio? ¿Por qué? Yo te diré la razón: no te gusta porque has fallado, has fracasado o no te ha quedado más remedio que hacerlo. Y al final todo eso lleva a la desolación, a tirar la toalla a la primera de cambio, y a resistirte a conocerte a ti mismo, con tus cosas buenas y tus cosas “malas”.

Y es que las personas somos muy orgullosas. No nos gusta admitir nuestros errores, y por eso nos negamos a cambiar, porque preferimos no razonar el problema y seguir haciendo lo que veníamos realizando hasta ahora.

Adoptamos posturas contradictorias en muchos casos. Nos negamos a ser quien realmente somos. Buscamos excusas, más que soluciones, y lo que encontraremos con esto será frustración y ansiedad. ¿Dónde queda nuestro bienestar? ¿Qué te lleva a ocultarte y no disfrutar de la vida porque no has sabido reconocer tu equivocación?

Desde ya te digo, no tengas miedo. Ese es tu verdadero enemigo, tu verdadero problema. No tengas miedo al cambio, no te preocupes por lo que viene, sino por lo que vendrá. La sociedad te ha estado engañando constantemente diciéndote que si haces esto o lo otro, te pasara eso y aquello (siempre refiriéndose a algo negativo).

También, el miedo nos conduce a refugiarnos en otros. En seguir a gente mucho más experimentada que nos diga lo que tenemos que hacer sin cuestionarnos nada, ya que su palabra es absoluta y eterna.

Tus excusas

Como vemos, todo cambio genera miedo, y ese miedo lo combatimos con engaño y mentiras. Muchas veces lo hacemos sin darnos cuenta, otras sí. Por ejemplo, muchas veces miramos hacia otro lado para no tener que pensar ni hablar sobre un tema negativo o asunto que pueda ser desagradable.

Incluso con toda la tecnología de hoy en día, es fácil olvidarse del problema mediante el entretenimiento en tabletas, móviles u ordenadores. Nos refugiamos en estos aparatos para no tener que mirar a la cara al disgusto.

¿Por qué evadirnos de nuestros pensamientos o emociones? ¿Por qué disfrazar nuestro estado de ánimo real? Y aquí juegan un papel muy importante las redes sociales, donde publicamos falsas apariencias y sentimiento irreales. Pero eso, compañeros, es otro tema…

Como añadido, una vez que no encontramos solución al problema, una vez que lo eludimos, nos conformamos con lo que tenemos, con la situación en sí, y pasamos página. Pero esa página en realidad esa rota, no sirve para nada. Estamos escribiendo un libro que no conducirá a nada más que el fracaso y el conformismo. Conformarse con lo que se es ahora, con lo que está pasando, sin más, sin dudar de nada.

Y de ahí pasamos a la culpa, pero no a la culpa de uno mismo, sino a la culpa hacia los demás, porque no podemos entender que esto haya sido nuestro propio equívoco. Nos volvemos víctimas de nuestras correspondientes excusas, victimas ilusorias, utópicas, inexistentes. Este no es el sendero para encontrar una vida mejor, no es el camino para amar y comprender.

Orgullo y valentía

¿Recuerdas lo que dije sobre el orgullo? Sí, muchos somos orgullosos, arrogantes y creyentes acérrimos de nuestra propia palabra. Sin ir más lejos, cuando te dicen que posiblemente te hayas equivocado, te niegas y te pones a la defensiva. Eres incapaz de visualizar otras posibilidades a tu razonamiento, incapaz de ver más allá de tus propios ideales.

El cambio no se basa en eso, se basa en dar un giro a tus creencias y aptitudes. No conformarte con nada, ser valiente y aceptar el problema. Y ojo, aceptar no es lo mismo que afrontar. Aceptar el problema significa entenderlo, comprenderlo profundamente y saber lo que es. Una vez aceptado, se puede afrontar de un modo u otro, un procedimiento que siempre ha estado en ti, que siempre te ha permitido elegir.

El orgullo, pues, debe quedar atrás. Ser valiente es la mejor opción, dar el primer paso es dirigir nuestra vida al sitio que realmente queramos, no al que nos han estado diciendo otros. Porque si sigues a otros, jamás podrás saber en qué consiste esto de vivir, de disfrutar al máximo este regalo al que denominamos VIDA. No busques excusas, no las hay (de ningún tipo). Ni la edad, ni el sexo, ni las circunstancias, nada. El cambio es tu amigo, tu verdadero amigo. Y no será fácil, ni mucho menos. Tampoco es como te lo pintan, no es algo malo, nunca lo será si sabes hacia dónde vas…


Sobre el Autor

Javier Sánchez, autor del blog Ventura Sensitiva, puedes encontrarle también escribiendo sobre sencillez, espiritualidad, filosofía o metafísica (entre otros temas) en su página de Facebook. Su pensamiento se basa en que “la vida reside en nuestra paz interior, el amor y la comprensión hacia los demás”.

Deja un comentario