6 consejos para romper con tu adicción al trabajo

¿Estás buscando formas de superar tu adicción al trabajo? Hoy en día cuando te encuentras con un amigo por la calle y le preguntas ¿Qué tal estás?, la respuesta que obtendrías rara vez va a ser “muy bien”. La respuesta más común sería “estoy muy ocupado” o “tengo mucho trabajo”. Vivimos en una sociedad que es cada vez más adicta al trabajo.

Aunque en parte esto es algo real, una gran cantidad de este trabajo es algo que vamos creando nosotros mismos por nuestra cuenta. Con tantos estímulos externos hemos llegado a estar propensos a crear estilos de vida agitados para evitar cualquier tipo de pensamiento real o la simple contemplación. Tenemos un miedo a “no estar ocupados”, incluso parece qué no nos gusta quedarnos solos con nuestros propios pensamientos. Esto se ha convertido en la peor pesadilla de muchas personas.

6 consejos para superar tu adicción al trabajo

“Toda forma de adicción es mala, no importa si el narcótico sea el alcohol, la morfina o el idealismo.”
Carl Jung

Desafortunadamente nuestra adicción al trabajo o a estar siempre ocupados en algo nos ha generado un enorme costo – ¡un decremento de nuestra salud! Según un estudio, los adictos al trabajo tienen hasta 3 veces más de posibilidades de sufrir de Trastornos de Déficit de Atención e Hiperactividad, Trastorno Obsesivo-Compulsivo, ansiedad y depresión. Además, la adicción al trabajo se relaciona con un aumento del riesgo de enfermedades del corazón, ataque cardíaco y accidente cerebrovasculares.

La consecuencia más evidente y significativa de nuestro constante ajetreo es el estrés. El estrés no sólo tiene graves consecuencias para nuestra salud mental, sino que además puede afectar peligrosamente nuestra salud física. Pero tal vez otra cosa tan mala como es tener estrés es el pesar de haber disfrutada menos de la vida. Yo trabajo día a día con profesionales que están siempre muy “ocupados” y veo de primera mano que hemos llegado a estar tan ocupados con ganarnos la vida que nos hemos olvidado de hacer una vida. La capacidad de establecer prioridades, de establecer límites y de decir “no” es crucial para superar nuestra adicción al trabajo, lo que mejorará nuestra salud y hará que vivamos una vida de la que estemos realmente orgullosos.

6 consejos para romper o superar tu adicción al trabajo

1. Conoce tus valores

Los valores son una herramienta sumamente subestimada en la toma de decisiones y en el establecimiento de prioridades. A menudo cuando tomamos decisiones en la vida, escribimos una larga lista de pros y contras. Cuando estamos dando prioridad a las cosas, tenemos en cuenta factores tales como la urgencia o la importancia. Pero ¿Con qué frecuencia damos un paso atrás y nos preguntarnos cómo estas decisiones y prioridades de la vida en realidad se alinean con lo que somos y lo que es realmente importante para nosotros?

Desde mi experiencia esta desconexión entre cómo vivimos y lo que valoramos es una de las fuentes más profundas de generación de ansiedad y de agitación interna. Una vez que nos tomamos el tiempo e invertimos energía en definir realmente nuestros principales valores y luego en clasificarlos por orden de importancia, abrimos una oportunidad para tener una mayor claridad de lo que queremos y de tener menos ansiedad.

“Tus valores definen quien eres realmente. Tu identidad real es la suma total de tus valores.”
Assegid Habtewold

Por ejemplo, si la “familia” es un valor que está en la parte superior de tu lista y estas teniendo un conflicto por llamadas de trabajo el fin de semana justo cuando tienes la graduación de tu hija, la decisión se vuelve mucho más sencilla. Ya dejas de tener ansiedad acerca de que hacer porque está claro cuál de estos compromisos alinea mejor con tus valores fundamentales. Cuando vivimos en alianza con nuestros valores, es increíble cuánto más ligeros nos sentimos. Así que la próxima vez que necesites tomar una decisión importante, trata de abandonar la lista de pros y contras y en su lugar escribe una lista de mayor a menor importancia de tus valores fundamentales. Explóralas, defínelas y luego utilízalas como tu brújula.

2. Abraza el espacio entre el estímulo y la respuesta

Otra implicación de nuestro ocupado mundo loco es que tenemos miedo al silencio tanto verbal como mental. Tenemos miedo a detenernos o a hacer una pausa. Tenemos miedo de tomar un momento donde simplemente reflexionemos solos con nuestros pensamientos porque si no estamos hablando o haciendo algo entonces ya no parecemos “ocupados”. Como resultado de ello, nos esforzamos para llenar cada segundo de nuestras vidas. Al hacer eso nos perdemos de una valiosa brecha entre algo que nos sucede en un momento dado y cómo respondemos a ello.

Pero ¿Qué pasaría si fuésemos capaces de utilizar esta brecha? Cuando de forma efectiva usemos el espacio existente entre el estímulo y la respuesta para reflexionar, volveremos a tomar el volante de nuestro destino como conductor, ya no dejaremos que factores externos dirijan nuestra vida, seremos dueños de las decisiones que tomemos (y la que no tomemos).

La próxima vez que estés ante una situación – tal vez te estén pidiendo que lideres otro proyecto o que te reúnas para beber después del trabajo – antes de decir inmediatamente “sí”, trata de hacer una pausa. Trata de usar la brecha entre el estímulo y la respuesta para preguntarte si es realmente es lo que deseas o realmente puedes asumir ese compromiso. Si no es así, simplemente di que NO. Y no digas “no” con timidez. Tú estás en frente del volante… eres dueño de tu dirección. Lo que me lleva a al siguiente punto:

3. Aprende a decir no

Muchos de nosotros tenemos miedo de decir que no. Tal vez sentimos que estamos ofendiendo a la gente. Tal vez sentimos que estamos haciendo algo inadecuado si no ofrecemos nuestra ayuda. Sin embargo, la verdad es que los líderes más admirables y respetables de todos los tiempos son los que son capaces de decir no; son los que conocen sus límites y capacidades. Es un signo de fortaleza y no de debilidad ser capaz de decir que “no”. También es un signo de respeto hacia ti mismo. Porque a la larga vas a desilusionar más a la gente cada vez que dices que sí, que vas a elegir con mucho cuidado tus compromisos. ¿Por qué? Porque cuando decimos siempre sí, hacemos un poco de todo y mucho de nada. Esto no sólo afecta nuestra salud mental – nos sentimos estresados, culpable, abrumados – sino que también afecta a otras personas que no reciben toda tu atención o presencia.

“Si tienes que decir SÍ, dilo con el corazón abierto. Si tienes que decir NO, dilo sin miedo.”
Paulo Coelho

Cuando nos comprometemos a menos cosas, somos capaces de invertir realmente en ellos – mental y físicamente – y de esto, todo el mundo gana. Séneca dijo una vez “Todo el mundo está de acuerdo en que ningún objetivo puede ser alcanzado, cuando un hombre está preocupado por muchas cosas.” Debemos recordar que aprender a decir “no” a los compromisos de menor importancia abrirá a nuestra vida la capacidad perseguir cosas más importantes. Así que establece tus prioridades, establece tus límites y cuando decidas decir “No” ¡Hazlo sin reparo! Recuerda que no estás faltando el respeto a las necesidades de otras personas, en cambio te estas respectando a ti mismo.

4. Prioriza las prioridades

La priorización aparece en casi todos los artículos de desarrollo personal y profesional que vemos por internet. Y por una buena razón – ¡es importante! Todos sabemos que es importante, todos sabemos que lo tenemos que hacer pero ¿con qué frecuencia nos sentamos y ordenamos en realidad nuestras prioridades? La clave no es sólo priorizar sino que debes priorizar el establecimiento de prioridades.

Asegúrate de que el establecimiento de tus prioridades este en la parte superior de tu lista de cosas por hacer cada mañana – ¿En qué estás trabajando?, ¿Qué es urgente?, ¿Qué es lo más importante?, ¿Qué cosa puede ser una distracción?, ¿Qué puedes delegar? Dar prioridad a la priorización te ayudará a que tengas más claro que es lo que hay que hacer y también te ayudará a liberar tiempo para ti – para pasar el tiempo en las cosas que son importantes para tu vida y en las cosas que alimentan tu alma.

Tómese un tiempo para descansar

5. Establece un tiempo para descansar

La otra cara de la moneda de estar “ocupado” es que estás poniendo poco valor a la necesidad del descanso. Pero descansar nos ayuda a aumentar nuestra energía para ser productivos, eficientes y estar siempre alertas. Esto también recarga nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma. Es importante programar intencionadamente tiempo para el descanso en tu agenda. Todos sabemos que si algo no está programado, no va a pasar – al menos hasta que aprendamos a apreciar y practicar un estilo de vida menos ocupado. Así que empieza y escríbelo en tu calendario. Una vez que comiences a ver y sentir lo beneficioso que es, ni siquiera tendrás que programarlo ya que acabaras integrándolo en tu día a día.

Pero ¿Qué entendemos realmente por “descanso”?. Esto no tiene por qué significar tomar una siesta en una cama cómoda. El descanso puede significar ir a dar un paseo, leer un libro, meditar o sentarse al sol; cualquier cosa que te ayuda a cerrar tu apretada agenda e invertir algún tiempo en ti. Es asombroso lo que esto va a conseguir para tu salud física y mental y creo que incluso vas a encontrar que el estar “ocupado” no es realmente una insignia de honor.

6. Cambia tu mentalidad

Recuerda que estar siempre ocupado es simplemente una opción. No estamos obligados a llevar estilos de vida agitados – nosotros creamos dicho estilo. Cuando nos damos cuenta de esto, tenemos de nuevo el control; nos damos cuenta de que nuestros horarios los determinamos nosotros mismo y que podemos elegir frenar dicho ritmo de vida.

Sin embargo antes de que elijamos hacer esto, tenemos que quererlo realmente. Y con el fin de que desees esto en realidad, tienes que dejar de glorificar el estar ocupado. Mientras que el estar “ocupado” siga siendo una meta, vamos a seguir trabajando hacia esa dirección. Un alcohólico no va a dejar de beber a menos que él o ella deseen estar sobrio. O a menos que lleguen a un punto en que su salud lo exija. (¡Lo mismo puede pasar si te la pasas todo el tiempo trabajando!).

“El que puede cambiar sus pensamiento, puede cambiar su destino.”
Stephen Crane

Así que yo animo a la gente a tomar un momento para reflexionar sobre lo que significa estar constantemente “ocupado” y que lograrían realmente si llevaran una vida a un ritmo más lento. ¿Podrías pasar más tiempo con la gente que amas?, ¿Tendrías más energía para seguir lo que te apasiona?, ¿Permitirías tener más espacio para una mayor creatividad? Yo te reto a pasar una semana completa permitiéndote estar menos ocupado. Programa menos actividades, di “no” más seguido y permitirte suficiente tiempo para el descanso.

Al final de la semana, pregúntate cómo te sientes; ¿Ha cambiado la calidad de su trabajo y tus relaciones?, ¿Cómo te sientes mental y físicamente? Tal vez cuando sintamos los beneficios de disminuir el ajetreo de nuestras vidas, vamos a dejar de poner el estar “ocupado” o “trabajando” en un pedestal y empezar a darnos cuenta de que el estar “ocupado” es simplemente una droga y tenemos que acabar con dicha adicción. Como Sócrates dijo una vez “Cuidado con la aridez de una vida ocupada”.

Bibliografía consultada:

  • Cecilie Schou Andreassen, Mark D. Griffiths, Jørn Hetland, Luca Kravina, Fredrik Jensen, Ståle Pallesen (2014). The Prevalence of Workaholism: A Survey Study in a Nationally Representative Sample of Norwegian Employees – DOI: doi.org/10.1371/journal.pone.0102446

Sobre el Autor

Desde joven siempre tuve inquietud por los temas relacionados con el desarrollo personal pero no fue hasta hace algunos años cuando decidí convertirme en un estudiante activo de la psicología positiva, la motivación y la búsqueda del éxito y la felicidad. Autor del libro Camino a la superación.

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