Cinco técnicas que me ayudaron a encontrar mi pasión

Cuando era pequeña quería ser carpintera de día y bailarina de noche. Y no entendía nada cuando “los mayores” se reían al escucharme: yo sentía una total convicción de mi vocación. ¿El objetivo era descubrir mi propósito de vida? Entonces mis padres podían respirar tranquilos. Yo, a mis cuatro años, ya dibujaba mentalmente un futuro feliz entre maderas y volantes.

Encontrar mi pasión

Pero más tarde (nos suele ocurrir) las certezas se fueron derrumbando. Como un edificio con los cimientos flojos, sentía que mi vida perdía estabilidad al desenfocar mi punto de mira. ¿Hacia dónde camino? ¿Cómo puedo encontrar mi pasión?, me dije.

Y aquí te explico las cinco técnicas que me llevaron con los años a vivir de lo que me gusta:

1. Volver a ser un niño.

Randy Pausch era un popular profesor estadounidense a quien diagnosticaron una enfermedad terminal. En sus últimos meses de vida daba varias conferencias y una de ellas fue “Alcanzar los sueños de la infancia”. En su discurso, Pausch nos recomendaba volver a la niñez para reconectar con nuestras pasiones más auténticas. Un niño –decía- no hace nada por obligación, hace lo que quiere sin importarle si la acción es conveniente o no. Y eso es justamente lo que debemos recuperar: nuestro deseo genuino.
¿Qué me gustaba hacer desde muy niña?, me pregunté entonces. Y supe que había encontrado la primera pista: leer, leer y leer.

2. Encuentra tu elemento.

Como los peces en el agua, todos tenemos un “elemento” en el que nos encontramos mejor, donde nos sentimos más cómodos. La teoría es del experto en educación Ken Robinson (muy famoso por una conferencia TED sobre cómo las escuelas matan la creatividad).
¿Es la música lo que te apasiona? ¿Te gusta la pintura? ¿Eres bueno haciendo números? Si estás muy despistado te diré que puedes empezar por el principio, para luego ir acotando de a poco: ¿Te gusta trabajar solo o en grupo? ¿Prefieres las tareas físicas o las mentales? ¿Eres más analítico o te va mejor crear desde el caos?

Si no sabes cuál es tu elemento, te aconsejo utilizar la herramienta Ikigai, que puedes descargar aquí http://ysiderepente.com/vivir-de-lo-que-amas.

Por lo que a mí respecta, yo poco a poco había ido consolidando mi pasión: además de leer, me encantaba escribir. Así que cuando llegó el momento me decidí por la comunicación. ¿Hay mejor oficio que el de periodista?
Pues parece ser que sí.

3. El test negativo.

Déjame contarte que después de estudiar la carrera de periodismo y desencantarme con la profesión –que para entonces andaba un poco turbulenta-, decidí probar otras cosas. De esta manera, me dije, encontraría el motor de mi vida por eliminación.
Y entonces viajé para inspirarme, trabajé en la hostelería, de profesora o de recepcionista. Creo que en esa época hasta vendí cuchillos por teléfono. Pero no hubo forma. A los pocos meses volví al mundo de la comunicación como el hijo pródigo: mucho más segura de mi elección y con nuevas perspectivas.
Algo parecido es lo que plantea el autor Alejandro Jodorowski: “cuando no sepas qué hacer”, dice, “haz una lista de todo lo que no quieres hacer”. El proceso parece infinito pero no te preocupes, es más bien como un juego en el que algo en nuestro interior se relaja, y acaba por dar la respuesta justa. Es el método científico del prueba-error. ¿Cómo lo ves?

4. La amistad.

Los amigos sirven para casi todo: para recuperarte de un desamor, para celebrar un primer sueldo… y para hacerles preguntas de verdad. Cuando la comunicación se me fue quedando un poco corta y me planteé abrir un blog donde contar mis retos personales más locos o profundos, junté a mis amigas y les pregunté: ¿vosotras cómo lo veis? Y respiré tranquila cuando me respondieron: “te irá muy bien. Tienes una facilidad especial para poner palabras a los sentimientos. ¡Siempre lo haces y eso nos alivia!”.
Así que esta es la cuarta técnica: pregunta en tu círculo más cercano sobre cuáles, según ellos, son tus talentos. Te puede servir para confirmar intuiciones o bien para partir de cero. No te vas a creer sus respuestas: pruébalo, ya verás.

5. El brainstorming.

Hace unos meses cogimos el coche con una amiga, nos encerramos cinco días en una casa de campo y estuvimos delirando sin parar sobre cuál era nuestro proyecto soñado. En la lluvia de ideas –brainstorming- salieron las opciones más locas que puedas imaginar (organizar cenas románticas con Ryan Gosling para fondos solidarios o crear una biblioteca que en vez de libros tuviera vestidos).

Y, voil-là, tanto dejar volar la imaginación, un día, de madrugada apareció. El resultado tiene todo, absolutamente todo, lo que yo deseo: ¡me convierto en un conejillo de indias! Experimento un desafío en primera persona y te lo cuento paso a paso. Suena genial, ¿verdad?

Pues estoy convencida de que sin ese brainstorming final no hubiera podido concretar tan bien qué era lo que quería hacer. Fue el paso final para convertir mi talento en mi modo de vida.

• Bonus track.

La mayoría de las veces he podido descubrir por mí misma cuál es la mejor ruta a seguir (es cuestión de indagar un poco en mi interior para obtener la respuesta, ¿no?). Pero a veces, tengo que confesarte que he sentido que era el momento de pedir consejo a alguien más. Aprender de un maestro de la vida. De un yoda moderno, digámoslo así.
Por eso ahora, en el proceso de vivir de lo que amo -mi blog- me acompaña un coach que me da toda la fuerza y todas las herramientas para que el proyecto tome forma, se asiente y ¡eche a volar! ¡No lo cambio por nada!

Autor Invitado

Ana Claudia RodríguezAna Claudia Rodríguez es periodista y autora del blog “Y si de repente”, donde vive distintos retos y, como un conejillo de indias, te lo cuenta día a día, en primera persona. Ha trabajado para medios como La Vanguardia, la cadena SER o Newsweek, pero ahora lo que de verdad le interesa es ayudar a los otros en lo que ella lleva años indagando: el cambio y los nuevos desafíos. Puedes seguirla en el blog Y si de repente, en youtube y en facebook.


Sobre el Autor

Ana Claudia Rodríguez es periodista y autora del blog “Y si de repente”, donde vive distintos retos y, como un conejillo de indias, te lo cuenta día a día, en primera persona. Ha trabajado para medios como La Vanguardia, la cadena SER o Newsweek, pero ahora lo que de verdad le interesa es ayudar a los otros en lo que ella lleva años indagando: el cambio y los nuevos desafíos. Puedes seguirla en el blog Y si de repente, en youtube y en facebook.

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